La celebración del Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) dentro del mes misionero, es un tiempo privilegiado para vivir, reflexionar y profundizar nuestro compromiso de discípulo misionero adquirido el día de nuestro bautismo, que nos compromete a asumir y participar de forma activa en la obra evangelizadora de la Iglesia en el mundo. Este compromiso no solo está motivado por el mandato misionero que nos dejó el Resucitado, sino que es una respuesta inspirada por el Espíritu Santo, que nace de la experiencia del encuentro personal con Cristo, que cada uno de nosotros experimentamos en un momento de nuestra vida.
Este año la celebración del DOMUND adquiere un significado especial, debido a que la Iglesia en el mundo celebra dos acontecimientos importantes. El año dedicado a san José, que nos exhorta a que, como discípulos misioneros debemos anunciar en un tiempo y una cultura profundamente cambiados, hoy es necesaria una nueva mirada a la familia, resaltando su importancia en la sociedad, convirtiéndonos en los custodios de la belleza que encierra y haciéndonos cargo con compasión de su fragilidad y sus heridas. Y la realización de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe bajo el lema: “Todos somos discípulos misioneros en salida”, que se constituye en un Kairos que nos permita emprender un itinerario ayudándonos a discernir los nuevos caminos que debe transitar la misión de la Iglesia, para responder a los desafíos pastorales de la Iglesia en América Latina y El Caribe. Son dos acontecimientos eclesiales que sin duda animan el caminar misionero de nuestra Iglesia.
En consonancia con estos acontecimientos esta gestión reflexionaremos el libro de los Hechos de los Apóstoles, en un tiempo todavía marcado por la pandemia del COVID – 19 que puso al descubierto nuestras falsas seguridades, la soledad, la pobreza y las injusticias que ya tantos hermanos padecían. Llegamos a experimentar quizá el desanimo, el cansancio y el conformismo. Así como las primeras comunidades comenzaron su vida de fe en medio de conflictos y rechazos, con luchas internas y externas; lejos de quedarse calladas y replegarse de miedo, estas circunstancias 6 las impulsaron a transformar todos estos obstáculos, contradicciones y dificultades en una oportunidad para la misión. Asumiendo con valentía el anunciar la Buena Nueva, ya que nada ni nadie podía quedar ajeno al anuncio de salvación.
Contemplar su testimonio misionero nos anima a ser valientes y a pedir con insistencia “al dueño que envíe trabajadores para su cosecha” (Lc 10,2), porque somos conscientes de que la vocación a la misión no es algo del pasado o un recuerdo romántico de otros tiempos. Hoy, Jesús necesita corazones que sean capaces de vivir su vocación como una verdadera historia de amor, que les haga salir a las periferias del mundo y convertirse en mensajeros e instrumentos de compasión. Es un llamado que Él nos hace a todos.
Desde las OMP (Obras Misionales Pontificias) queremos alentar a cada uno de los bautizados: niños, jóvenes, adultos, ancianos, enfermos; laicos, obispos, sacerdotes y religiosos a vivir en plenitud este desafío de la Jornada Mundial de las Misiones 2021.
En el camino misionero que estamos animando a lo largo de todos estos años, les proponemos este material de animación misionera con el lema: “Lo que hemos visto y oído: ¡Anúncialo!”. Queremos dedicar esta jornada a fortalecer nuestro espíritu misionero, siguiendo como todos los años, la metodología de la “Escuela con Jesús”. El itinerario para nuestras comunidades es el siguiente:
- Catequesis Misionera: “Misionero, testigo valiente del Evangelio”
- Espiritualidad Misionera: “En comunidad vivimos lo que hemos visto y oído”
- Proyección Misionera: “Testigos misioneros de Jesús al encuentro del hermano”
- Vida de Grupo: “Unidos en un mismo corazón y una sola alma”
Agradezco al Señor por la entrega y dedicación de cada uno de ustedes por la misión y pido también su bendición para continuar llevando, con la fuerza del Espíritu Santo, la Buena Nueva del Reino a todos nuestros hermanos.
Que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo nos acompañe y guíe en esta tarea.
Mons. Waldo Rubén Barrionuevo Ramírez, Obispo del Vicariato Apostólico de Reyes y Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias