“Para que sean mis testigos” (¿para qué?, ¿quién?)
El plural “sean” destaca el carácter comunitario-eclesial de la llamada misionera de los discípulos.
La misión se realiza siempre de manera conjunta (cf. EN 60). En nuestro contexto de sinodalidad, esto refuerza todo lo propuesto: “Comunión, participación, misión”.
Cada cristiano esta llamado a ser misionero y testigo de Cristo. El testimonio de vida evangélica de los cristianos es fundamental para la transmisión de la fe (cf. EN 41). Ejemplo de vida y anuncio de Cristo van juntos: “Con el testimonio de su vida y de su palabra, entablen los misioneros un diálogo sincero con quienes no creen en Cristo para que, de modo acomodado a la mentalidad y cultura de estos, les abran los caminos por los que puedan ser llevados a conocer el mensaje evangélico” (c. 787 CIC). Y el contenido de ese testimonio es el mismo Cristo (cf. EG 110).
“Hasta los confines de la Tierra” (¿dónde?, ¿cuándo?)
La misión de los discípulos tiene un carácter universal: “en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). Esto es algo genuino de las Obras Misionales Pontificias y no lo podemos perder, pues sería desvirtuar la misma intención de Cristo. Y si todavía en el siglo XXI hay mas de 1.100 territorios de misión, es que el campo de acción sigue siendo inmenso (sin olvidar el retroceso en nuestro propio entorno).
Diversas nacionalidades presentes entre nosotros porque ha tenido que huir de su tierra y a los que hay que atender pastoralmente. Las Conferencias Episcopales deben crear y fomentar instituciones que acojan fraternalmente y ayuden con la conveniente atención pastoral a quienes, por razones de trabajo o de estudio, acuden a su territorio desde las tierras de misión” (c. 792 CIC).
Ninguna realidad humana es extraña a los discípulos de Cristo en su misión. Nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, lugares y situaciones humanas límite. Ir “más allá” de nuestros propios confines.
“El Espíritu Santo sobre vosotros y recibiréis su fuerza” (¿cómo?)
Jesús promete a los discípulos la gracia necesaria para una responsabilidad tan grande. Nadie puede dar testimonio pleno y genuino de Cristo son la inspiración y el auxilio del Espíritu, el verdadero protagonista de la misión. Esto nos permite mantener vivo el carácter identitario de las misio ad gentes, sin confundirla con una acción simplemente de solidaridad.
Los testigos de hoy los tenemos a nuestro lado: son nuestros misioneros, y somos también nosotros mismos. El DOMUND de este año es una clara invitación a reavivar la llamada del Señor, el envío a ser sus testigos.
Hermana Marina Aguilar, Directora Nacional de OMP Ecuador
Material descargable DOMUND 2022