Unidos para renovar juntos la vocación misionera y redescubrir la belleza de ser misioneros. Esta fue la atmósfera que se vivió el sábado 18 de octubre en el Jubileo Nacional Misionero, organizado por el Departamento de Misiones de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU).
Así lo relata a la Agencia Fides la hermana Jolanta Plominska, religiosa polaca de las Misioneras de San Pedro Claver y responsable de la Dirección Nacional de las Obras Pontificias Misionales (OPM) en Uruguay.La jornada comenzó con la bienvenida del Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo, quien saludó con palabras de alegría y de aliento a todos los presentes, entre ellos obispos, sacerdotes, religiosas, laicos y numerosos jóvenes provenientes de diversas diócesis del país.
A continuación, intervino el padre Fernando Sánchez, director nacional de las OPM argentinas, quien presentó los puntos centrales del mensaje del Papa Francisco con motivo de la reciente Jornada Mundial de las Misiones. El padre Sánchez subrayó especialmente que la misión no es una actividad reservada a unos pocos, sino la vocación de todo bautizado afirmando: “Esta nace del encuentro personal con Jesús y se traduce en servicio, cercanía y en el testimonio gozoso del Evangelio”.
La iniciativa continuó con trabajos grupales que pusieron de relieve la propuesta concreta de realizar misiones conjuntas entre diversas congregaciones y comunidades, involucrando también a los laicos en la corresponsabilidad misionera. “La mañana se enriqueció con un momento particularmente emotivo: los testimonios misioneros, verdaderas ventanas abiertas a la vida y a la esperanza que nacen del encuentro con Jesús”, relata la hermana Plominska. “La familia Velásquez, tras una experiencia en la Amazonía, descubrió en la misión su propia vocación, que hoy continúa viviendo en la cotidianeidad simple y fructífera de una parroquia uruguaya. Erik, un joven procedente de la zona más profunda de Uruguay, compartió su presencia en el barrio Casabó. La hermana María del Rosario, de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y de María, compartió la riqueza de su experiencia en Honduras, mientras que el seminarista Luis testificó su experiencia entre los pueblos indígenas de la Amazonía venezolana, una misión de cercanía y profundo escucha, en la que el Evangelio se anuncia más con la presencia que con las palabras” continúa.
Dentro del programa del Jubileo Nacional Misionero también se celebró la Feria Misionera, un espacio colorido de encuentro donde fue posible conocer de cerca la variedad de carismas, obras y presencias misioneras activas en Uruguay. La jornada concluyó con la celebración eucarística en la parroquia del Cordón, junto con el envío misionero, signo del envío de la Iglesia hacia todas las periferias geográficas y existenciales del país y del mundo entero.
“Ha sido una verdadera fiesta misionera, una experiencia de comunión y esperanza que ha renovado en todos nosotros el deseo de ser misioneros de esperanza entre los pueblos, llevando la alegría del Evangelio allí donde la vida llama y el Espíritu envía”, concluye la hermana Jolanta Plominska.