Con mucha alegría estamos celebrando el domingo mundial de las misiones conocido mundialmente como el DOMUND; en donde la iglesia universal nos invita a orar y a colaborar, aportando con nuestro granito de arena para las misiones.
“La Iglesia por naturaleza es misionera”. Cristo fundó la iglesia para Evangelizar; ésta es la identidad propia de nuestra iglesia (evangelizar). Importante es preguntarnos: ¿Qué es Evangelizar? La respuesta es muy sencilla; Evangelizar es HABLAR DE JESÚS. Pero, ¿Cómo voy hablar de Jesús? ¡Sino lo conozco! ¡Sino he tenido un encuentro personal con el! ¿A dónde puedo encontrarlo?
En primer lugar a Jesús lo podemos encontrar en los evangelios, ahí los cuatro evangelistas, nos presentan un retrato claro de este Jesús de Nazaret y en segundo lugar; lo podemos encontrar en la Eucaristía, de una manera sacramental; en el pan y en el vino; que es su cuerpo y su sangre sacramentado.
Hoy en día Jesús de Nazaret es el gran desconocido; muchos hablan de Jesús: la radio, la televisión, las redes sociales, etc... Pero son pocos los que viven o vivimos como Jesús. Lógicamente, por muchos facto- res, por ejemplo: El secularismo, el relativismo, el ateísmo práctico, la incoherencia de vida, la indiferencia religiosa y también hemos olvidado la falta de sentido de la trascendencia en nuestra fe; no olvidemos que nuestra fe es algo divino; es decir, sobrenatural, sin obviar la razón: “Hay que dar razón de nuestra fe”.
Todo esto ha generado una crisis de fe profunda alterando los patrones de conductas tradicionales, donde la fe ha pasado en nuestras vidas a un segundo plano; o la hemos reducido a una cuestión meramente social. Por eso hoy en día para nuestra sociedad secularizada, no significa nada, cuando se les predica o se le anuncia a Jesús de Nazaret, lo ven como algo del pasado, monótono, aburrido, sin sentido, etc., y no solamente a nuestra sociedad secularizada, sino también, a nuestros fieles cristianos Católicos.
¿Qué podemos hacer entonces ante semejante desafío? No basta anunciar a Cristo o darlo a conocer sacramentalmente; sino vivir como él vivió. ¿Qué quiere decir esto? Es actuar como el actuó; o como dice el apóstol Pablo: “tener los mismos sentimientos de Cristo”, en definitiva “amar” , teniendo como termómetro para nuestra vida cristiana la persona del “prójimo”, pero para poder amar al prójimo tenemos que superar prejuicios, escrúpulos, estereotipos con respecto al prójimo; en resumen, nuestros egoísmos. Jesús de Nazaret era el hermano que amaba a todos, no tenía distinción de personas, amaba a todos por igual sin excepción de ningún tipo; ni clase social, sexo, religión, raza, lengua. Jesús tenía dos características fundamentales: simpatía y empatía; siempre le intereso la persona humana; es decir: Al hombre y a la mujer en su dignidad, y más aún, sorprendentemente, amó de una manera especial a los descartados de la sociedad, es decir; A los pobres, a los enfermos, a los ancianos, a los niños, a las mujeres, y a todos nosotros los pecadores.
Sigue siendo muy actual el mensaje de nuestro Señor: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”, esto en referencia al lema de este año del domingo mundial de las misiones, si queremos ser verdaderamente sus TESTIGOS. (Cf. Hch 1,8).
Pbro. Luis Alberto Hernández Guzmán, Director Nacional OMP-Nicaragua