Como cada año, la Jornada Mundial de las Misiones nos ayuda a vivir nuestro compromiso bautismal: la Iglesia es misionera por naturaleza, puesto que, de un modo especial, todos los bautizados asumen su compromiso rezando por los misioneros y colaborando con las misiones, a través de la oración, sacrificio, testimonio y ayuda económica.
Cabe mencionar que con la ayuda de todos en el último año se han apoyado:
2870 Proyectos en los territorios de misión para la educación y la protección de los niños
751 Nuevas iglesias en los 5 continentes.
La Iglesia de Cristo era, es y será siempre “en salida” hacia nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, hacia lugares y situaciones humanas “límites”, para dar testimonio de Él y de su amor a todos los hombres y las mujeres de cada pueblo, cultura y condición social.
PARA QUE SEAN MIS TESTIGOS
El lema da continuidad y es punto de partida para la reflexión de este año: «Como Cristo es el primer enviado, es decir misionero del Padre y, en cuanto tal, su “testigo fiel”; del mismo modo, cada cristiano está llamado a ser misionero y testigo de Cristo. Y la Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, no tiene otra misión si no la de evangelizar el mundo dando testimonio de Cristo. La identidad de la Iglesia es evangelizar» (Papa Francisco).
¡HOY GRITAMOS LO QUE HEMOS VISTO Y YA NADIE NOS PODRÁ CALLAR!
Hoy renovamos nuestro compromiso como profetas, testigos y misioneros del Señor. Y nos dejamos inundar por el mismo Espíritu que guía la Iglesia universal, que ha inspirado a hombres y mujeres sencillos para misiones extraordinarias.
Fue así como una joven francesa, Paulina Jaricot, fundó hace exactamente 200 años la Obra de la Propagación de la Fe; ella acogió la inspiración de Dios para poner en movimiento una red de oración y colecta para los misioneros, de modo que los fieles pudieran participar activamente en la misión “hasta los confines de la tierra”.
Ese mismo Espíritu inspiró al obispo francés Charles de Forbin-Janson, para comenzar la Obra de la Santa Infancia y promover la misión entre los niños; así como a la señora Jeanne Bigard, que dio vida a la Obra de San Pedro Apóstol para el sostenimiento de los seminaristas y de los sacerdotes en tierra de misión. Estas tres obras misionales fueron reconocidas como “pontificias” precisamente cien años atrás.
Y fue también bajo la inspiración y guía del Espíritu Santo que el beato Pablo Manna, nacido hace 150 años, fundó la actual Pontificia Unión Misional para animar y sensibilizar hacia la misión a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, y a todo el Pueblo de Dios.
También es necesario recordar que la misión siempre será ad gentes, porque la Iglesia siempre debe ir más lejos, más allá de sus propios confines, para anunciar el amor de Cristo a todos. Por ello, la Jornada Mundial de las Misiones se presenta como una oportunidad para difundir el testimonio de aquellos misioneros que, encarnano la caridad de Cristo, han salido de su patria para llevar el Evangelio a los confines de la tierra.
Y TÚ ¿VAS O ENVÍAS O AYUDAS A ENVIAR?