Queridos hermanos en el Señor, ¿cómo no dar gracias continuamente a Dios por el don de su Hijo Jesucristo y con Él, el don de la fe y el don de su Iglesia? Dios nos ha dado a su Unigénito Jesucristo, que fundó su Iglesia como sacramento universal de salvación (cf. AG 1, 5; LG 1), pues “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4).
Es verdad que “conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” (Aparecida, 29). Es por esta razón que también el Papa Benedicto XVI dijo la evangelización es la mayor obra de caridad, pues el mayor bien que puede recibir una persona es a Cristo mismo que es el Amor eterno y por quien recibimos todos los bienes.
Que este tiempo de pandemia siga siendo vivido con una fe mayor para nunca desesperar ante la enfermedad, la muerte, el dolor o el mal, sino todo lo contrario, esperar contra toda esperanza, ya la esperanza no defrauda. A este respecto el Papa Francisco nos anima experimentar el Amor de Dios en nuestra propia vida, en nuestras familias y comunidades, pues es el Amor de Dios la fuente de nuestra alegría eterna y también la fuente del espíritu misionero: “Cuando experimentamos la fuerza del amor de Dios, cuando reconocemos su presencia de Padre en nuestra vida, personal y comunitaria, no podemos dejar de anunciar y compartir lo que hemos visto y oído” (Papa Francisco, Mensaje DOMUND 2021).
El Santo Padre en su mensaje para este DOMUND nos recuerda que «ponerse en “estado de misión” es un efecto del agradecimiento». Ponerse en estado de misión incluye nuestra cooperación misionera universal. “Tal cooperación se fundamenta y se vive, ante todo, mediante la unión personal con Cristo. La santidad de vida permite a cada cristiano ser fecundo en la misión de la Iglesia” (RM, 77). Desde esta búsqueda sincera de la santidad, brota el deseo de ayudar a las misiones con Oraciones, Sacrificios y Ofrendas, que es lo que podríamos llamar “hacer el OSO misionero”.
Recordemos que gracias a la Colecta de misiones, nuestra Iglesia puede continuar su presencia evangelizadora y caritativa en muchos lugares del mundo, donde Cristo no es conocido, o donde la evangelización es muy difícil o está en fase inicial; es lo que se llaman “territorios de misión”, que en la actualidad son cerca de 1.100, en los cuales están incluidos nuestros 10 Vicariatos Apostólicos: Mitú (Vaupés), Leticia (Amazonas), Puerto Leguízamo-Solano (parte del Caquetá, del Putumayo y del Amazonas), Inírida (Guanía), Puerto Carreño (Vichada), Puerro Gaitán (parte del Meta y del Vichada), Trinidad (Casanare), Tierradentro (Cauca), San Andrés y Providencia, y Guapi (Cauca).
Todas las ofrendas económicas recibidas en el DOMUND, y las recibidas con este fin en otros momentos, han de ser entregadas a las Obras Misionales Pontificias (OMP). Este es el pedido de la Iglesia que quiere que cumplamos con fe la intención de los donantes. Es verdad que en estos tiempos de pandemia todos estamos necesitados, y con mayor razón, nuestras Iglesias, misioneros y hermanos presentes en los duros territorios de misión están aún más necesitados que nosotros. Dios no se deja ganar nunca en generosidad.
Que el Señor les siga recompensando siempre por su cooperación para con las misiones del mundo entero.
Con la alegría de la fe: ¡Anunciemos a Cristo que nos da vida y esperanza!
Pbro. Javier Alexis Gil Henao, Director Nacional de Obras de Colombia