La Pontificia Unión Misional nació de la convicción de que el mundo no se convierte,
porque el pueblo cristiano ha olvidado su gran deber de evangelizar
(Beato Paolo Manna)
Del Evangelio según San Mateo
«Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». (Mt 18, 19-20)
Del Evangelio según San Lucas
«Después de esto, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: “La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos”». (Lc 10, 1-3)
Del Magisterio de la Iglesia
«El Obispo deberá suscitar en su pueblo, [...] almas que ofrezcan a dios oraciones y penitencias con generosidad de corazón por la evangelización del mundo [...] promover entre sus fieles las obras de Institutos misioneros, de manera especial las obras pontificias misionales». (Conc. Vat. II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 38)
«Para el logro de esto, sería nuestro deseo se implantase en todas las diócesis del mundo la «Unión Misional del Clero», sujeta en todo a la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, a la que por nuestra parte hemos otorgado cuantas atribuciones necesita su perfecto funcionamiento. Apenas nacida en Italia, se ha extendido ya por otras varias regiones, y, objeto juntamente de nuestra complacencia, florece al amparo de no pocos favores pontificios. Y con razón: porque su carácter cuadra perfectamente con el influjo que debe ejercer el sacerdote, ya para despertar entre los fieles el interés por la conversión de los gentiles, ya para hacerles contribuir a las obras misionales, que llevan nuestra aprobación ». (Benedicto XV, Carta apostólica sobre la propagación de la fe católica en el mundo entero, Maximum Illud, n. 105-107)
«A fin de que este programa tenga su debido puesto entre las demás actividades de vuestro oficio pastoral, ved de mandar se establezca en vuestras diócesis la Unión Misional del Clero o, en caso de que ya existiese, haced que cada día florezca con mayor prosperidad, apoyándola con vuestra autoridad y exhortaciones». (Pio XI, Carta Encíclica sobre la acción misionera, Rerum Ecclesiae, n. 43)
«Recordáis cómo la encíclica Rerum Ecclesiae recomendaba insistentemente la Unión Misional del Clero, cuya finalidad es reunir los miembros de ambos cleros y los aspirantes al sacerdocio para que propaguen en unidad de fuerzas y con todo empeño la causa de las misiones católicas. Nos, pues, que no sin gran contento de nuestro corazón, como antes dijimos, hemos visto los progresos de esta unión, ardientemente deseamos que se extienda más y más y que incite cada día con mayor entusiasmo la voluntad de los sacerdotes y de los pueblos encomendados a sus cuidados a ayudar a la obra de las misiones. Es esta unión como un manantial en la cual salen las corrientes que riegan los florecientes campos de las demás Obras Pontificias, a saber: de la Propagación de la Fe, de San Pedro Apóstol para el clero indígena y de la Santa Infancia». (Pio XII, Carta Encíclica sobre el modo de promover la obra misional, Evangelii Praecones, n. 67)
«En esta obra de animación el cometido primario corresponde a las Obras Misionales Pontificias, como he afirmado varias veces en los Mensajes para la Jornada Mundial de las Misiones. Las cuatro Obras —Propagación de la Fe, San Pedro Apóstol, Santa Infancia y Unión Misional— tienen en común el objetivo de promover el espíritu misionero universal en el Pueblo de Dios. La Unión Misional tiene como fin inmediato y específico la sensibilización y formación misionera de los sacerdotes, religiosos y religiosas que, a su vez, deben cultivarla en las comunidades cristianas; además, trata de promover otras Obras, de las que ella es el alma. “La consigna ha de ser ésta: Todas las Iglesias para la conversión de todo el mundo”», (Juan Pablo II, Carta Encíclica sobre la permanente validez del mandato misionero, Redemptoris Missio, n. 84)
De los escritos del B. Paolo Manna
«La Unión debe promover el despertar universal del celo apostólico y sostener la animación misionera por todos los medios aprobados por la Iglesia, primero entre los sacerdotes y luego, a través de ellos, entre todo el pueblo cristiano». (P. Manna, Il problema missionario e i sacerdoti, Roma 1939, p. 46)
«La Unión es una organización jerárquica dirigida por el Santo Padre, y en la iglesia particular guiada por los obispos con la cooperación de los sacerdotes para formar espiritualmente a los cristianos para la conversión a Jesucristo del mundo entero». (P. Manna, Il problema missionario e i sacerdoti, Roma 1939, s. 92).
«La necesidad de la animación misionera del Pueblo de Dios, a través de la Unión Misional, según el P. Manna, surgía por el ignorar las cuestiones de la misión, que él percibía. En su opinión, demasiados cristianos habían olvidado su vocación y su misión como hijos de Dios recibida por el bautismo: “¿Cuántos de nuestros cristianos recuerdan que todo bautizado se ha convertido de hecho en hijo de Dios, en soldado de Jesucristo y, por tanto, en apóstol de la fe? ¿Cuántos de ellos saben que la Iglesia no es sólo el Papa, los obispos y los sacerdotes, sino también los fieles que son miembros vivos y activos de la Iglesia? ¿Qué clase de hijos serían si no se interesaran por la gloria y el bien de su Padre celestial?”». (P. Manna, La cooperazione cristiana alla conversione del mondo e l’Unione Missionaria del Clero – 1934, w: Scritti, t. 12, s. 9).
«Si no puedes ir a las misiones, recuerda que siempre tienes el deber de velar y promover todas las obras, que están dirigidas a ayudarlas e impulsarlas». (P. Manna, Operarii autem pauci!, Milán 1960, p. 253).
«A través de la acción realizada y por realizar por esta Unión, se da nueva vida a todas las obras de cooperación que existen en la Iglesia a favor de las misiones. En muchos lugares ya se está reorganizando y haciendo florecer la Propagación de la Fe y la Santa Infancia». (P. Manna, La conversione del mondo infedele, Milán 1920, p. 313).
«El mundo está cansado, desanimado y perdido. Necesita luz, necesita paz, necesita orientación. Necesitamos fe, necesitamos una cruzada universal de oraciones fervientes, necesitamos generosidad, interés y un gran corazón. Hay que responder a esta situación con la colaboración inteligente y constante de los obispos, los sacerdotes y todos los bautizados». (P. Manna, La cooperazione cristiana alla conversione del mondo e l’Unione Missionaria del Clero – 1934, w: Scritti, t. 12, s. 22).
Preguntas para la reflexión
- ¿Conozco las Obras Misionales Pontificias? ¿Visito su página web? ¿Sus medios de comunicación social?
- ¿Estoy comprometido con las Obras Misionales Pontificias? ¿Soy miembro de la Pontificia Unión Misional?
- ¿Cómo cuido mi formación misionera personal y diaria?
ORACIÓN
Oh Dios, Padre nuestro, que estableciste la Iglesia en Cristo como sacramento universal de salvación, envía tu Espíritu sobre los que has elegido, para que suscite en tu Iglesia un ardiente amor misionero. Bendice las actividades de la Pontificia Unión Misional, y haz que sus miembros continúen con renovado entusiasmo la formación misionera de los sacerdotes, de las comunidades religiosas y de los responsables de la pastoral.
María, Reina de los Apóstoles y de las misiones, fortalece a quienes dedican su vida a anunciar el mensaje del Evangelio y a plantar la Iglesia en el corazón del mundo. Amén.
S. Juan Pablo II