A través de la distribución de subsidios, las OMP están atentas a las situaciones de cada iglesia en particular y demuestran que tienen en cuenta sus necesidades.
De esta manera, las OMP pueden apoyar un programa anual de ayuda a todas las Iglesias de misión, en vista de su progresiva autonomía y para permitirles corresponder, a su vez, a las necesidades de las Iglesias hermanas más necesitadas.