Dios con su voluntad llamó al mundo a existir
(Beato Paolo Manna)
Dios creador del mundo
Del libro del Apocalipsis y de los salmos
«Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado». (Ap 4,11)
«Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.».
(Sal 104,24)
Del Magisterio de la Iglesia
«La Santa Iglesia de Roma cree, confiesa y proclama con fuerza que el único Dios verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es el creador de todas las cosas visibles e invisibles. Hizo de su bondad todas las criaturas, espirituales y carnales». (XVII Concilio de Florencia [1438-144], Decreto para los jacobitas [1442])
«Y ciertamente que, en sus arcanos y amables designios, la Providencia divina ya desde los primeros tiempos de nuestro ministerio sacerdotal lo quiso enderezar al campo misional». (Juan XXIII, Carta encíclica sobre el apostolado misionero, Princeps Pastorum)
«El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida y plantea preguntas decisivas sobre quién es Dios y quiénes somos nosotros». (Benedicto XVI, Carta encíclica sobre el amor cristiano, Deus Caritas Est, 2)
«La creación es el fundamento de “todos los designios salvíficos de Dios”, “el comienzo de la historia de la salvación”, que culmina en Cristo». (Catecismo de la Iglesia católica, 280)
«Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría (cf. Sb 9,9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduría y de su bondad» (Catecismo de la Iglesia católica, 295)
De los escritos del B. Paolo Manna
«¿Se puede conocer a Dios? Considerando la creación, el hombre puede llegar al conocimiento de Dios. Pero un conocimiento imperfecto e inadecuado. De la obra al Artífice, del orden al Ordenador, de los efectos a la Causa primera, del movimiento al Motor primero, de la ley de la conciencia al Legislador». (P. Manna, Chiamati alla santità, Nápoles 1977, p. 14)
«El mundo no es necesario, podría incluso no ser. Dios lo ha hecho surgir de la nada. El mundo, por más real que sea es una sombra de ser ante la realidad de Dios, y por más grande que sea, es como una nada». (P. Manna, Chiamati alla santità, Nápoles 1977, p. 15)
«La fe nos desvela un misterio maravilloso. Dios es la plenitud del ser, un océano de perfecciones y de vida. Toda vida viene de Dios. [...] Él es Padre, principio de toda la vida divina de la SS. Trinidad». (P. Manna, Chiamati alla santità, Nápoles 1977, p. 20)
«El bien es difusivo por su naturaleza. Esta vida divina que el Padre comunica al Hijo único, y con el Hijo, a su Espíritu común, Dios decreta participarla fuera de sí a otras criaturas, elevándolas del orden natural al sobrenatural de hijos suyos». (P. Manna, Chiamati alla santità, Nápoles 1977, p. 21)
Preguntas para la reflexión:
- La última vez que he mirado el mundo y la naturaleza, ¿he notado la presencia de Dios y por eso lo he alabado?
- ¿Cuántas veces le doy gracias a Dios por el sol, la lluvia, el aire, la vegetación, las flores, los prados, etc.?
- ¿Cuál es mi conciencia ambiental? ¿En qué medida respeto el mundo creado que se nos ha sido confiado por Dios? ¿Lo cuido?
- ¿Estoy atento cada día al consumo que hago de agua y de luz? ¿Respeto las plantas y los animales?
ORACIÓN
El cántico de las criaturas de San Francisco de Asís
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas. […]
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.