
131° Aniversario del nacimiento de la obra de San Pedro Apóstol (1889)
La Obra del Apóstol San Pedro promueve en las comunidades cristianas, la conciencia de la necesidad de hacer que se desarrolle el clero local y la vida consagrada en las iglesias misioneras de reciente fundación. Anima y coordina la colaboración misionera en todas las iglesias locales, a través del ofrecimiento de oración, sacrificios y dinero, para apoyar la formación de los futuros sacerdotes y religiosos de las iglesias jóvenes y la necesaria preparación de sus formadores. La Obra de San Pedro Apóstol nació en Francia (1889) por sugerencia de Mons. Cousin, Vicario Apostólico de Nagazaki, Japón. Mons. Cousin, obispo misionero, quiso formar sacerdotes indígenas, capaces de anunciar el Evangelio y hacer crecer la Iglesia entre su propio pueblo. Para ello, era necesario construir y sostener seminarios en las 'tierras de misión'. Para llevar a cabo este proyecto, el Mons. Cousin se dirigió a Jeanne Bigard y a su madre Stefanie, de una familia adinerada de Normandía. El Papa León XIII, con la Encíclica Ad extremas Orientis, recomienda la Obra a toda la Iglesia, y el 3 de mayo de 1922 Pío XI declara la Obra de San Pedro Apóstol “Pontificia”, junto con las otras dos Obras precedentes (Propagación de Fe e Infancia Misionera). “Como se puede notar facilmente, las vocaciones sacerdotales y religiosas florecen en los llamados países de misión como signo y fruto de la vitalidad de la fe y estas regiones ya se están transformando en países misioneros – ha subrayado el Secretario General p. Guy Bognon, P.S.S durante la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias de 2019 -. La formación de los jóvenes con vocación, cuyo número aumenta cada año, requiere de estructuras e infraestructuras en las que POSPA participa con Subsidios Extraordinarios”.