Aniversario de la muerte de Mons. Charles de Forbin-Janson, fundador de la Obra Pontificia de la Santa Infancia

11 julio 2024

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Con ocasión del aniversario de la muerte de Mons. Charles de Forbin-Janson, fundador de la Obra Pontificia de la Santa Infancia (POSI), publicamos un video-mensaje de la Hermana Roberta Tremarelli, Secretaria general de dicha Obra. Además, ponemos a disposición el elogio fúnebre realizado por el padre Henri Lacordaire, así como un extracto del diario de Mons. Mazenod, fundador de la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada, que relata el momento de la partida terrena de Mons. Janson y los días inmediatamente posteriores

 

Del diario ológrafo de Eugenio de Mazenod, fundador de la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada, del 18 de abril al 2 de septiembre de 1844:

11 de julio: Quería ir a las Aygalades para ver al obispo [Forbin-Janson]... Y hoy ya ha sido demasiado tarde. En el momento de partir para ir junto al buen obispo, el abate Sibour llegó para decirme que acababa de sentir una debilidad que lo había asustado y que había creído deber avisarme. Salí en seguida, pero en el intervalo el obispo había rendido su alma a Dios. Lo encontré muerto. Había salido en coche como solía para dar un pequeño paseo; al volver, se encontró muy sofocado y recordando sin duda lo que yo le había dicho de que en esa clase de enfermedad uno se quedaba en su sofoco, llamó al punto al abate Boussinet para confesarse; inmediatamente volvió a caer en síncope; se le reanimó con éter; dijo entonces a su hermano: “He visto las sombras de la muerte”. No pudiendo ya respirar, quiso que se le ayudara a alzarse sobre su sillón y en ese movimiento expiró. En esto llegué yo y ya no encontré más que su cadáver extendido en su lecho donde lo habían puesto como si durmiera

¿Qué más podía hacer yo? Yo preparaba así el camino para el gran mazazo que infligía anteayer. Contaba rematar yendo ayer y hoy. Dios ha dispuesto otra cosa, pero me creo exento de reproche. Si yo hubiera actuado de otro modo, no me lo perdonaría. Hay que decir que el pobre obispo tomó muy bien lo que le dije anteayer y que tomó de verdad la resolución de poner orden en sus asuntos, incluso me testimonió su afecto muy vivamente cuando le dejé, tomándome la mano y apoyándola sobre su corazón, lo que venía a ser la expresión de lo que había expresado la víspera dictando al abate Janse estas palabras que me dirigió: “Mi mejor y viejo amigo, le abrazo de todo mi corazón en el que se han concentrado las pocas fuerzas que me quedan. El viejo amigo Carlos, obispo de Nancy” (Esta fue verosímilmente su última firma que guardaré en recuerdo de nuestra vieja amistad, que data efectivamente de cuarenta años)

12 de julio: Ofrecí el santo sacrificio por mi pobre amigo. Ayer tarde ya había aplicado por él las indulgencias del rosario que decimos en familia y todas las otras indulgencias que pueda ganar durante el resto del mes.

El marqués de Janson no quiso que mandara trasladar el cuerpo de su hermano a mi catedral, prefiere que le rindamos las honras fúnebres en las Aygalades. He dado órdenes para ello. Yo mismo oficiaré pontificalmente.

Carta al obispo de Joppé, hoy de Nancy, para informarle de la muerte de su predecesor. Yo habría querido que el marqués de Janson hiciera sacar el corazón de su hermano obispo para entregarlo a la diócesis de Nancy. Se lo propuse, pero no estuvo de acuerdo, so pretexto de que no quería que se despedazara el cuerpo de su hermano, pero más probablemente para ahorrarse las molestias que lleva consigo esa operación y tal vez el gasto que ocasiona.

16 de julio: Fui esta mañana a dar mi último adiós a mi antiguo amigo Carlos, obispo de Nancy. Para ello, salido a las cinco de la mañana a pie de la casa de campo, dirigí los pasos hacia la iglesia de las Aygalades donde reposan los venerados restos del santo prelado. Ofrecí el santo sacrificio en presencia del ataúd que encierra su cuerpo. El marqués de Janson y su hijo, avisados de mi llegada, vinieron a unirse a mí en ese último deber religioso que iba a rendir a su hermano y tío.