POSI: Las orientaciones sobre la utilización de imágenes de menores

04 septiembre 2020

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El pasado 19 de mayo, con ocasión del aniversario de la fundación de la Obra, la Pontificia Obra de la Santa Infancia ha enviado a todos los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias las orientaciones sobre la utilización de las imágenes de menores en los diferentes instrumentos y materiales de comunicación de los que se sirven las Obras Misionales Pontificias a nivel nacional e internacional, para subrayar el carisma de las OMP en la Iglesia y en el mundo.

“Todos estamos convencidos de que el niño es digno de respeto, cualquiera que sea su condición física, su origen cultural, social o religioso. Y con el término respeto queremos entender el significado más amplio y extenso. Este derecho se puede vulnerar incluso con un uso inapropiado de las imágenes de muestran a la persona y que pertenecen a su esfera privada, y en el contexto de niños y jóvenes entendemos la familia y las diferentes comunidades a las que pertenecen y de experiencia”, explica en un artículo publicado en el Osservatore Romano sor Roberta Tremarelli AMSS, Segretaria General de la Pontificia Obra de la Santa Infancia. Las orientaciones se recogen en doce puntos: Cada interacción y actividad que se refiere a los menores esté siempre inspirada a los principios de dignidad, de respeto, de decoro personal y de responsabilidad. Nuestra comunicación sea siempre positiva. Se utilicen imágenes que promuevan y atraigan porque comunican belleza, protección, desarrollo, fe, testimonio, alegría, prefiriendo fotos de niños en grupo. El niño y el adolescente sean sujeto y no objeto de la imagen, se evidencie la capacidad de ser protagonistas del propio destino y no beneficiarios pasivos de la acción. Las fotos y los videos sean apropiados o referidos a la actividad en la cual el niño está empeñado, en la Infancia Misionera, en la escuela o en otras situaciones de su vida. No se alimente la discriminación o la dependencia de un país sobre otro. Se use discreción, prudencia y sentido común para informar, evitando de impresionar al destinatario con imágenes crudas de quienes en aquel momento no pueden defender su propia dignidad. Se fotografíe o se usen fotografías o imágenes de niños decorosos, y no se les presente como víctimas, vulnerables o sometidos, sucios o hambrientos, en lágrimas o desnudos. No se haga referencia a estereotipos o a materiales sensacionalísticos para promover las propias actividades, fotografiando situaciones extremas y de dolor, instrumentalizando la presencia de menores para inducir a piedad y para lograr un aumento en la colecta de los fondos. Nos aseguremos que las imágenes sean una representación honesta de la situación y de los hechos. No se involucre a niños y adolescentes en publicidades que puedan perjudicar el armónico desarrollo de sus personalidades o de aquellos niños que miran las imágenes. Se ponga particular atención y sensibilidad en la difusión de imágenes de niños enfermos, heridos, desventajados o en dificultad, para evitar que en nombre de un sentimiento de piedad se llegue a un sensacionalismo que termine por convertirse en explotación de la persona.

Se trata, pues, de evitar cuanto sigue: Actuar en modo de avergonzar, comprometer, o degradar a los niños provocando formas de abuso emotivo. Poner al niño en peligro o exponerlo a posibles humillaciones. Discriminar a los niños cuando se elige a quien fotografiar. Etiquetar a los niños o describirlos en un modo que podría provocar respecto a ellos sentimentalismos o incluso abusos psicológicos, físicos, verbales o sexuales. Publicar una historia que podría poner en peligro a los niños, a su familia y a aquellos que los circundan. Alimentar el sentido de asistencialismo.

Sor Tremarelli explica en el artículo: “Se parte de tres elementos: el concepto de dignidad de la persona, de cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios. Imagen que va protegida y nunca menoscabada porque para la Iglesia la dignidad de la persona es prioritaria (Evangelii gaudium, 213); el concepto de imagen y comunicación social, entendidas como recursos para la promoción de la persona; el concepto de menor. El niño y el joven deben ser objeto y no sujeto de la imagen. Ésta debe promover y atraer porque comunica belleza, protección, desarrollo, fe, testimonio, alegría, esperanza”.