El proyecto, presentado por Luigi Giussani Institute of Higher Education de Uganda, se ha centrado en mejorar la calidad de la educación católica en Uganda, en particular para acompañar a los directores de las escuelas, los profesores, los padres y los líderes estudiantiles en su trayectoria educativa. El objetivo ha sido que todas las partes implicadas colaboraran y redescubrieran el valor de la educación católica, capaz de despertar la conciencia de su propio valor como elemento fundamental para cualquier desarrollo auténtico y sostenible. Tales interlocutores han sido seleccionados como beneficiarios del proyecto con la convicción de que: los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos; los profesores son los colaboradores más cercanos que los padres han elegido para la trayectoria educativa de sus hijos; y los directores de los centros escolares son los custodios profesionales de los programas educativos dentro de las escuelas. Los profesores (incluidos los directivos) desempeñan un “papel de acompañamiento” en la educación del alumno con el fin de “hacer emerger” su potencial intrínseco. Además, es de suma importancia que los profesores comprendan clara y completamente la misión católica global en la educación, tal como emana de la antropología cristiana sobre la persona humana. Por ello, se ha instado a los profesores a que sean conscientes de que todas las etapas del proceso de enseñanza son educativas, en el sentido de que deben implicar a los alumnos de manera que les permitan satisfacer sus deseos y aspiraciones humanas más reales.
Los alumnos deben ser conscientes de quiénes son, de dónde vienen y por qué están en la escuela. Deben reforzar las capacidades de liderazgo y participar en la revisión de su trayectoria profesional. Su participación ayuda a que profundicen en el conocimiento de sí mismos, lo que da lugar al uso de sus relativas habilidades. El proyecto ha tratado de crear una comunidad educativa preparada para educar a los jóvenes tanto ontológica como epistemológicamente.
Los objetivos específicos han sido:
1. Permitir a los directivos escolares y a los profesores redescubrir el valor y la relevancia de la enseñanza social católica y de los principios educativos en el cumplimiento de la misión de sus escuelas.
2. Proporcionar formación misionera continua y apoyo a las escuelas católicas ugandesas para que redescubran el significado de la educación.
La formación se ha centrado en los siguientes temas: el sentido y la finalidad de la educación; la persona en relación con la experiencia humana vivida; el papel del profesor en el acompañamiento de los jóvenes; el pensamiento crítico; y la educación para la libertad.
Dicha formación ha tratado de introducir a los profesores en la comprensión de que la educación es un viaje de autodescubrimiento y autoconciencia como punto de partida hacia la comprensión del significado de las cosas. El papel del profesor es acompañar a los jóvenes hacia la realización de su destino infinito en lugar de limitarse solo a proporcionarles nociones. Se ha centrado en la vida humana como una vocación a la que cada persona está llamada y el trabajo del profesor es ayudar al alumno a responder a esta llamada; más aún con la libertad humana.