Jornada de Oración por los Misioneros Mártires - Historias de martirio en Mozambique

24 marzo 2023

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22 de marzo de 2023, XXXI Aniversario del Martirio de los Catequistas de Guiúa

«Yo me encontraba en la casa número once. Estaba durmiendo con mi familia. Vinieron con una linterna, iluminaron la habitación y empezaron a llamarnos, a despertarnos. Vi que habían llegado hombres armados y les dije: No, no hace falta que me atéis. Si ya me habéis encontrado aquí, no me escaparé. Dejadme salir y luego podéis atarme si queréis. Entonces mi mujer cogió a mi segundo hijo, que era más pequeño. Vino mucha gente, muchos soldados armados. Fue un desastre. Y cuando pensé en huir, salí corriendo por la puerta principal. Se dieron cuenta de que estaba huyendo y el soldado empezó a disparar. Disparó tres veces y falló. De repente, el chico, que estaba dentro de la habitación, empezó a gritar: ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! No tuve valor para seguir corriendo. Tenía que volver. Así que volví. Lo hice por ese niño. Así que le dije que se calmara. Eso fue antes de que descubriera que su madre también había muerto. Los hijos de los catequistas, las esposas de los catequistas murieron...» (Testimonio de Armando Duzenta, catequista).

«Es la primera vez que regreso aquí. Pero cuando he llegado, he empezado a ver todo como era aquel día... Incluso puedo ver dónde estaba sentado. Puedo ver cómo terminó, puedo ver a los soldados, sus conversaciones, yo estaba sentado, e invité a todos los catequistas a rezar, porque sabíamos que era nuestro último día. Cuando terminamos de rezar, ya estaban empezando a matar a la gente... Soy un catequista que escapó de la masacre» (Testimonio de Paulo Saela Cunhana, catequista).

Veintitrés personas fueron brutalmente asesinadas a machetazos, entre ellas nueve mujeres y nueve niños. Los guerrilleros también mataron a la mujer de Paulo, así como a las esposas de otros dos catequistas supervivientes.

«Nos preguntábamos también por qué nos habían atacado. Éramos el pueblo de Dios, éramos el pueblo de la Iglesia. No era una institución gubernamental. Sólo éramos catequistas. También le pasó a Jesús. Fue crucificado. Es la misma historia que les ha ocurrido a nuestros hermanos catequistas». (Testimonio de un catequista).

«Seguramente éste fue el último atentado, uno de los más violentos, con repercusiones nacionales e internacionales. Creo que quizás el sacrificio de estas personas, especialmente su ofrenda, si lo vemos a través de la lente de la fe, ha ayudado a cambiar los corazones. En cierto modo ha contribuido a la labor de reconciliación, para que los mozambiqueños pudieran alcanzar un acuerdo de paz que se firmó unos meses más tarde, en octubre, en Roma» (Testimonio de don Diamentino Autuns, IMC, entonces Director del Centro Catequético de Guiúa, hoy Obispo de Tete).

¿Quiénes son los catequistas mártires del Centro Catequético de Guiúa?

Eran 23 los mozambiqueños, hombres, mujeres y niños, los que fueron asesinados mientras estaban en el Centro Catequético de Guiúa, en la diócesis de Inhambane, para participar en un curso de formación para familias de catequistas. Esto ocurrió el 22 de marzo de 1992, en un momento en que Mozambique vivía ya la fase final de la guerra civil que había comenzado en 1977 y causado cerca de un millón de muertos y cinco millones de desplazados.

La diócesis de Inhambane había decidido reabrir el Centro Catequético de Guiúa para la formación de las familias de los catequistas. Los catequistas fueron sacados de sus casas. Algunos consiguieron escapar al monte en medio de la confusión que siguió. Pero otros no. Los secuestraron y a unos cuatro kilómetros del centro catequético los interrogaron. Quienes los mataron sabían quiénes eran. Sabía que eran de la Iglesia, que eran catequistas. Ellos respondieron explicando quiénes eran, qué hacían allí, que no estaban allí por razones políticas, porque eran catequistas y venían a profundizar en la palabra de Dios. Sin embargo, fueron asesinados con armas blancas, bayonetas. Dieron testimonio de su fe con su sangre. Sus cuerpos fueron transportados y enterrados al Centro Catequético, donde actualmente se encuentra el Santuario Diocesano de Inhambane.

La muerte de estos hombres y mujeres se produjo el mismo día en que habían iniciado un camino de fe comprometida. Así serán recordados para siempre.

El cementerio donde están enterrados es destino de peregrinación para cientos de cristianos durante todo el año. Los católicos de Mozambique sienten gran veneración por estos hermanos suyos y los consideran “mártires”.

El proceso de canonización de la sierva de Dios Luísa Mafo y compañeros, mártires de Guiúa, comenzó el 25 de marzo de 2017 y concluyó, en su fase diocesana, el 23 de marzo de 2019. Se han recogido pruebas documentales sobre la muerte de los Siervos de Dios y se ha consultado a decenas de testigos sobre su vida, obra y martirio.

La documentación se encuentra ahora en el Dicasterio para las Causas de los Santos y ha comenzado la segunda fase del proceso de canonización, la llamada “fase romana”.

Con la apertura de las cajas con las actas de la investigación diocesana sobre la vida y la fama de martirio de los Siervos de Dios, el 16 de septiembre de 2021, comenzó el estudio de la validez jurídica del proceso.

El Decreto de "validez jurídica" del proceso se ha emitido el 1 de julio de 2022.

Fuente: https://www.centroguiua.com