
La 58ª Jornada Mundial de las Vocaciones
Testimonios de Việt Nam
El Papa Francisco en el Mensaje para la 58ª Jornada Mundial de las Vocaciones, que se celebra el domingo 25 de abril indica la figura de San José como testigo: “Dios ve el corazón y en san José reconoció un corazón de padre, capaz de dar y generar vida en lo cotidiano. Las vocaciones tienden a esto: a generar y regenerar la vida cada día. El Señor quiere forjar corazones de padres, corazones de madres; corazones abiertos, capaces de grandes impulsos, generosos en la entrega, compasivos en el consuelo de la angustia y firmes en el fortalecimiento de la esperanza. Esto es lo que el sacerdocio y la vida consagrada necesitan, especialmente hoy, en tiempos marcados por la fragilidad y los sufrimientos causados también por la pandemia, que ha suscitado incertidumbre y miedo sobre el futuro y el mismo sentido de la vida. San José viene a nuestro encuentro con su mansedumbre, como santo de la puerta de al lado; al mismo tiempo, su fuerte testimonio puede orientarnos en el camino”.
La Obra de San Pedro Apóstol promueve, en las comunidades cristianas, la conciencia de la necesidad de desarrollar el clero local y la vida consagrada en las nuevas Iglesias particulares de reciente fundación.
La Congregación de las Hermanas Amantes de la Cruz fundada por S.E. Mons. Pierre Lambert de la Motte el 19 de febrero de 1670 en Việt Nam es un ejemplo de ello: fue la Divina Providencia la que inspiró a esta apóstol a fundar una Congregación de religiosas del lugar para que colaborasen en la labor de evangelización de su propio pueblo vietnamita. La experiencia de la persecución se ha convertido en la fragua de un método misionero: pedir a los cristianos locales que se hagan responsables de la evangelización de su propio pueblo y que continúen la labor de los misioneros allí donde no puedan estar presentes. Luego, los sufrimientos causados por la persecución intensificaron aún más la espiritualidad de la cruz que ya existía en el corazón del obispo Pierre Lambert de la Motte, y le llevaron a fundar una Congregación de religiosas que participasen en la obra de la salvación gracias a su comunión con Cristo crucificado.
“Poco a poco me doy cuenta de que ser religiosa significa no hacer lo que me gusta sino amar lo que hago, no vivir con quien yo elijo sino amar a quien Dios me manda. Se dice que hacer lo que se quiere es la libertad, pero amar lo que se hace es la felicidad. De hecho, el camino vocacional es realmente desafiante, a veces casi caigo y quiero girar en otra dirección, pero necesito seguir adelante para buscar a Jesús que me ama tanto y da su vida por mí y por todo el mundo”, escribe una novicia de la Congregación, Maria Phạm Thị Lộc, que continúa: “Aspiraba a conseguir muchas cosas porque pensaba que una persona religiosa debe tener diferentes habilidades para servir bien y ser irreprochable a los ojos de los demás. Pero me equivocaba. Me di cuenta de que cuando Dios no se encontraba en el centro de mi vida, todo carecía de sentido”. Sobre el misterio de la vocación la novicia Martha Nguyễn Thị Bích Thương escribe: “¿Qué es una llamada vocacional? Para mí, una llamada vocacional es algo muy sagrado. Es un gran regalo de Dios. No puedo entenderlo claramente, pero creo que lo he experimentado. Como cualquier chica de veinte pocos años, planifiqué mi futuro con una imagen brillante. Mi corazón estaba inquieto hasta que fue tocado por una llamada. No pude percibir claramente ni entender exactamente esa llamada. Cuando me di cuenta de que era la llamada de Jesús, realmente dudé. Sin embargo, en el fondo de mi corazón, quería responder a la llamada de Jesús”. Otra novicia, Maria Nguyễn Thị Ánh Vân dice: “Confío en que Dios me acompañará y guiará siempre. Si tuviera la oportunidad de elegir de nuevo, seguiría eligiendo la vida consagrada. Para mí, todo en el mundo es limitado, sólo Dios y la pertenencia a Él son infinitos”.