
Las Hermanas Clarisas de Casablanca Marruecos
Fondo de emergencia para el covid-19: El testimonio
Hermana, ¿puede explicar brevemente cuál es su carisma? Háblenos sobre su comunidad: cuántas son, de dónde proceden, etc.
Somos las Hermanas Clarisas, del Monasterio De Nuestra Señora de Guadalupe y nuestro Monasterio se encuentra en la Ciudad de Casablanca, Marruecos, al norte de África, pero se nos conoce también como la Orden de Santa Clara u Orden de las Hermanas Pobres, y somos la segunda orden de la familia franciscana fundada por San Francisco de Asís y Santa Clara de Asís entre 1.211 y 1.212.
Nuestra vida y carisma son contemplativos, es decir nos dedicamos a la oración y al trabajo. Nuestra vida es de oración, así lo quiso nuestra fundadora; nuestra oración no es solo por la Iglesia, es por toda la humidad, que desde sus inicios a conocido el sufrimiento, como lo narra la historia, guerras, epidemias, hambrunas… etc. Y ahora esta nueva epidemia que ha golpeado fuertemente a toda la humanidad, en todos los aspectos.
Bien, nosotras somos una comunidad de vida contemplativa insertada en un país Musulmán, como yo personalmente suelo decir, al igual que muchas otras, somos orantes en medio de un pueblo orante; un pueblo que nos respeta y nos cuida mucho, nuestros hermanos musulmanes son muy acogedores y en ocasiones recibimos de ellos hermosas experiencias de fe y de vida.
Cuando nos llegó el apoyo del fondo covid éramos solo 4 hermanas y las cuatro de origen mexicano, es decir de la tierra en que la Virgen de Guadalupe quiso aparecerse y quedarse, la morenita como se le llama en México con mucho cariño y profundo respeto.
Por tal motivo el monasterio en que habitamos tiene por nombre Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. Y se encuentra en la ciudad de Casablanca en Marruecos al norte de África, como ya mencione al comienzo. (Ahora gracias a Dios somos 9 hermanas. En el mes de marzo llegaron 2 de nuestras hermanas procedentes de costa de Marfil, en abril llego la tercera hermana procedente de Vietnam y en mayo llegaron las dos últimas procedentes del Congo.)
¿Puede contarnos cómo se sostienen económicamente?
Como dije anteriormente, nuestra vida es de trabajo y oración, vivimos de nuestro propio trabajo, y los ingresos más fuertes provienen de la producción de las formas para la Santa Misa y de las tortillas para la hostelería, pero también de la costura y del bordado, como manteles y ornamentos litúrgicos, y en ocasiones algunos platillos Mexicanos que nos encargan que preparemos para algunos paisanos residentes en Marruecos.
¿Qué impacto ha tenido el covid-19 en su comunidad?
El covid-19 ha tenido un impacto muy fuerte en nuestra comunidad, ya que debido al largo confinamiento las Misas públicas dejaron de celebrarse durante casi 6 meses. Solo había celebraciones privadas en las parroquias, por tal motivo la producción de formas se detuvo por completo. Además, los restaurantes también cerraron y la producción de tortillas se interrumpió. Por otro lado, ninguna de las familias, en encierro, encargaba platillos mexicanos. Como se puede notar esta situación ha afectado enormemente a todos los que vive al día como nosotras.
Háblenos de la ayuda recibida del fondo covid-19: ¿cómo las ha ayudado?
La ayuda que nos enviaron nos ayudo a poder subsistir en esta crisis sanitaria, porque nuestros ingresos proceden del trabajo día a día, de acuerdo a lo que producimos y como todo se detuvo, nos quedamos casi a cero de entradas. Lo que teníamos de ahorro sirvió solo para pagar las facturas los primeros meses, ya que aunque todo se detuvo, las facturas sí que seguían llegando puntualmente cada mes.
¿Ahora cómo van las cosas? ¿Se ha reanudado su actividad normal?
Las cosas aquí avanzan un poco lentamente, pero si Dios quiere, esperamos que pronto podamos regresar a nuestra actividad normal. La producción de formas ha comenzado a normalizarse un poco, desde hace un mes y medio, es decir como a mediados de abril, prácticamente un año después, de que todo se detuviera, y las demás producciones se van reanudando lentamente, pero nuestra fe y esperanza en Dios sigue y seguirá siendo siempre firme.
¿Cree que lo que nos ha dejado esta situación ha afectado y sigue afectando a la humanidad?
Creo que nos ha mostrado a todos lo débil y frágiles que somos, nos ha enseñado a valorar incluso lo poco que se tiene, y el valor tan grande que tiene la familia. Nos ha recordado el valor tan profundo de la fraternidad “amaras a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.” El no poder ver a los hermanos y hermanas de las distintas congregaciones religiosas presentes aquí en Marruecos al igual que nuestros vecinos, pues incluso ni a ellos podíamos saludar de cerca solo de lejos, nos ha recordado y reafirmado el gran valor y el regalo tan grande y hermoso que Dios nos da en cada hermano y hermana.
Algunas de entre nosotras hemos perdimos algún ser querido, un familiar, un amigo, un conocido etc., debido al covid-19.
En el mes de enero, ahora no recuerdo la fecha, cuando las personas podían salir ya con un poco mas de confianza, llegó un señor a pedir la misa por su hermano que había fallecido hacía 3 días, si mal no lo recuero era de Colombia, y debido a la crisis sanitaria no había podido viajar para despedirse de su hermano, y venia con un profundo dolor. Yo misma fui quien le atendió, y comprendí muy bien su dolor, pues mi hermana mayor también había fallecido unos días atrás a causa del covid-19, y recuerdo que le dije: “sabe; creo que hoy, es decir en este tiempo, no hay nadie en el mundo que no haya sido tocado por el dolor del duelo, pero si nuestro dolor lo compartimos con todos aquellos que están sufriendo ahora, será más llevadero, y aún más si compartimos y unimos nuestro sufrimiento a Jesús, que tanto sufrió en su Pasión por nosotros, por usted y por mí y por toda la humanidad”.
En ocasiones nos centramos en nuestro propio dolor y sufrimiento, pero cuando recordamos que en el mundo hay muchos otros sufriendo, nos damos cuenta de que no estamos solos y nos hacemos conscientes de que Dios está con nosotros en todo momento.
Esa es la fraternidad; acompañar y compartir con el otro no solo sus alegrías, sino también sus sueños, sus inquietudes su dolor.