San Paul Tchen: el primer mártir de la Santa Infancia
San Paul Tchen es el primer mártir de la Santa Infancia, decapitado por odio a la fe con otros compañeros de prisión el 29 de julio de 1861 en China. Beatificado por San Pío X en 1908, su cuerpo fue trasladado a la catedral parisina de Notre Dame en la capilla de la Santa Infancia. San Juan Pablo II lo canonizó el 1 de octubre de 2000 con otros mártires chinos. Para recordar a esta brillante figura de cristiano, seminarista y testigo de la fe, publicamos un amplio texto de los Anales de la Obra de la Santa Infancia de 1862 extraído de una carta del 8 de octubre de 1861 del obispo Louis S. Faurie, vicario apostólico de Kouy-Tchéou (China), que recorre su vida, desde su difícil infancia hasta su determinación de ingresar en el pequeño seminario, a pesar de que todavía no estaba bautizado: “Le pareció que entraba en un santuario habitado sólo por ángeles. Miró a sus compañeros uno por uno, dejó sus pocas cosas junto a la cama del gran dormitorio y se dirigió a la capilla. Allí, frente a ese altar, lloró de alegría”, desde el crecimiento en su corazón de la vocación al sacerdocio, hasta su bautismo y luego su Primera Comunión con esa visión que luego sería recurrente: “Levantó la cabeza y miró una vez más al altar. Como en un sueño, lo vio brillar a lo lejos, manchado de sangre”. Y de nuevo el doloroso encuentro con su padre, que lo quería de vuelta a casa para que ayudara económicamente a la familia. Y luego el ingreso en el gran seminario. Fue el momento de la llamada de Paul a dar testimonio: a través de intensas páginas leemos el doloroso encarcelamiento, la maldad de los enemigos de la fe, la sabiduría y la esperanza de nuevos cielos que anima a Paul y a sus compañeros de prisión Joseph y Jean Baptis. Unos días antes de morir, los tres escribieron una última carta en latín a monseñor Faurie: “Sentimos que se acerca el día, a nuestro alrededor hay mucho silencio, estamos serenos, experimentamos una paz extraordinaria. Sentimos que el Señor está con nosotros”.
