Viernes 20 Octubre 2023

20 octubre 2023

Rm 4,1-8;

Sal 31;

Lc 12,1-7

 

Sentir miedo es propio de la experiencia humana. Ante los peligros o las situaciones desconocidas, el ser humano reacciona sintiendo miedo. Algunas personas, para parecer fuertes y capaces de enfrentar cualquier situación, ocultan bien la emoción del miedo, pero no consiguen negarlo. ¿Quién puede decir que nunca ha sentido miedo? Por el contrario, algunos viven bloqueados por el miedo, por el miedo a equivocarse (¿y quién no se equivoca?), o por el miedo a ser juzgado. Los Evangelios nos dicen que incluso el Señor Jesús tuvo miedo, mostrándonos así su humanidad muy cercana a la nuestra. El propio Jesús nos muestra hoy a quién hay que temer: «al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehena». Jesús al señalarnos al diablo como la fuente de todo mal nos muestra al verdadero enemigo. El diablo con su inteligencia socava a todo hombre alejándolo lo más posible de Dios. Lo hace mezclando las cartas, haciendo que lo que es malo parezca bueno y engañándonos. Su objetivo es separarnos para siempre de Dios, empezando aquí en la tierra y continuando en la eternidad. La advertencia de hoy es importante y nos pone en guardia. A cada uno de nosotros nos corresponde tomarlo en serio, con una actitud de vigilancia, pero también de conciencia, eligiendo el verdadero bien en nuestra vida, sabiendo gracias a nuestra fe que el Señor Jesús ha vencido el mal de la manera más radical, y esta victoria suya se nos ofrece a cada uno de nosotros. Al fin y al cabo, éste es el contenido principal de la buena noticia del Evangelio.