Miércoles 4 Octubre 2023
San Francisco de Asís
Ne 2,1-8;
Sal 136;
Lc 9,57-62 (Lecturas del día)
Gal 6,14-18;
Sal 15;
Mt 11,25-30 (Lecturas para la Fiesta)
«El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Evangelii Gaudium, n. 266).
Un verdadero discípulo para nosotros es el Santo Padre, que predica el Evangelio con todo su ser. Hoy el mundo escucha a estos testigos: personas decididas a seguir a Jesús.
El evangelio de hoy muestra varias actitudes de diferentes personas que tienen buenos deseos, reconocen la presencia del Mesías, pero les cuesta entrar en el camino de la perfección, el camino de Jesús. Siempre podemos basarnos en nuestro pasado, en la riqueza de la experiencia que hemos adquirido, esto es especialmente necesario en la labor de la nueva evangelización. No debemos tener miedo de utilizar nuestros talentos que podemos “bautizar”, es decir, darles el nombre de Dios. Esto es lo que hicieron los grandes santos, por ejemplo, el patrón de la fiesta de hoy, San Francisco de Asís, le gustaba decir a sus hermanos: “No vale la pena ir a predicar la Buena Noticia si tu único camino no es la Buena Noticia”. Estar cerca de Jesús es la meta del viaje, Cristo mismo nos ayuda en nuestra vida diaria. Un buen evangelizador no puede dividir el tiempo de su vida en trabajo, escuela, monasterio, matrimonio y evangelización. Todo lo que hacemos, todo lo que ofrecemos con nuestros gestos y nuestras palabras puede ser una Buena Noticia. En el camino del seguimiento de Jesús, como en el evangelio de hoy, puede haber nostalgia, entusiasmo ardiente, cansancio y deseo de volver a la vida de antes. Entonces vale la pena repetir las confiadas palabras de San Francisco de Asís (Lodi di Dio Altissimo):
Tú eres nuestra Esperanza, tú eres nuestra Fe.
Tú eres Caridad, tú eres nuestra Dulzura.
Tú eres nuestra Vida eterna, grande y admirable Señor,
Dios Omnipotente, misericordioso Salvador”.