10 de octubre - Manual del Rosario Viviente
Pauline redacta un manual del Rosario Viviente, dando indicaciones precisas:
«Lo primero que hay que hacer es elegir buenos seguidores. Elegiremos, entre los más fervientes, a los asesores. No hay nada de malo en admitir hombres a las quincenas comunes, quizás sea la única forma de hacerlos practicar esta hermosa y antigua devoción hoy casi completamente abandonada por ellos.
1) Se debe tener cuidado de que la quincena esté siempre completa, ya sea por el número o por la precisión de la recitación de los diez.;
2) Cambiar los misterios todos los meses, mediante el sorteo; basta con que estén tres unidos, el seguidor y al menos dos de sus ayudantes;
3) El cuidado del entusiasta debe extenderse a explicar a sus asociados sin conocimiento los misterios que les suceden y cómo recitar las decenas mientras medita sobre estos misterios de acuerdo con su alcance.
Estas relaciones regulares entre la ferviente y los miembros de su quincena mantienen el espíritu de unidad y caridad mutua, que es como el alma del Rosario viviente, y que lo convierte en una obra sólida y fecunda. Ces rapports réguliers entre la zélatrice et les membres de sa quinzaine entretiennent l’esprit d’unité et de charité mutuelle, qui est comme l’âme du Rosaire vivant, et qui en fait une œuvre solide et fructueuse» (Pauline Jaricot, Le Rosaire vivant, op. cit., p. 25). Para asegurar mejor la unidad de los asociados del Rosario Viviente, Pauline tiene la buena idea de «unir cada diez por medio de una tarjeta que determina visiblemente la distribución y rotación de su oración común» (Pauline Jaricot, Le Rosaire vivant, op. cit., p. 25). El primer dibujo de Pauline iba a ser perfeccionado, impreso y distribuido como un signo de unión a los cuatro rincones del mundo. El Entusiasta responsable de la quincena, recibió una cartulina en la que se representa a Nuestra Señora del Rosario, a su alrededor se dibuja una corona destinada a recibir los nombres de sus catorce asociados y el suyo propio. Así, los quince pétalos de rosa que rodean la imagen de la Virgen reciben las firmas de cada asociado.
Las decenas se multiplicarán rápidamente en Francia, Italia, Suiza, Bélgica, Inglaterra y varias partes de América. El Rosario también planta sus raíces de vida en las Indias y especialmente en Canadá. También se establecerá en África. Cuando murió Pauline Jaricot, la asociación tenía dos millones y medio de asociados en todo el mundo. Pauline ejerció una influencia sin medida; a través del rosario viviente adquirió notoriedad mundial, sin duda porque «su corazón ardía de amor por Cristo y por la Iglesia, a la que lo había dado todo desde los diecisiete años» (Pauline Jaricot, Le Rosaire vivant, op. cit., p. 39). Dondequiera que se formen las decenas, «se nota una constancia en el bien y un perfume de virtud que antes no existía» (Pauline Jaricot, Le Rosaire vivant, op. cit., p. 29).
Para Pauline, la oración debe estar en el centro de las preocupaciones de los Asociados del Rosario Viviente. «La oración es un motor poderoso que esparce su fuerza de un extremo al otro del mundo; buscará en el corazón de Dios, incluso en el trono de su omnipotencia, las gracias de vida y salvación para todos… La oración es el reino de Dios dentro de nosotros; se extiende a todos, en el cielo, en la tierra, en el purgatorio; encadena a los demonios; ella triunfa sobre la justicia de Dios que no puede negarle las maravillas de su misericordia» (Pauline Jaricot, Le Rosaire vivant, op. cit., p. 35).